Fuy fundador y rey de Éfira (Lo que viene siendo Corinto). Mis padres eran Eolo y Enarete y me casé con una muchacha que se llamaba Mérope.
Tuve dos hijos, Glauco, que era un dios marino y a Odiseo, sólo que este fue un desliz con una alegre moza, Anticlea.
Puede que antes fuese un poco rácano y dijese alguna mentirijilla, pero eso era antes. Lo del asesinato es una mentira cochina y nunca puedieron demostrarlo.
Cuando Tánatos vino a buscarme le esposé, por lo que nadie murió hasta que Ares vino, lo liberó y me puso bajo su vigilancia.
Por si acaso, antes de morir, le dije a Mérope que no ofreciera el sacrificio habitual, así que en el infierno me quejé de que mi esposa no estaba cumpliendo con sus deberes, y convencí a Hades para que me dejase volver al mundo superior para cantarle las cuarenta. Pero cuando estuve de nuevo en Corinto, pasé de volver inframundo, hasta que vino Hermes y me devolvió abajo a palos.
En el infierno me obligan a empujar una piedra enorme cuesta arriba por una ladera empinada, pero antes de que alcance la cima, la piedra siempre rueda hacia abajo, y tengo que empezar de nuevo desde el principio.
2 comentarios:
mmm,viviría a base de té y chocolate y se me dejaran.
Anda!! por ese razonamiento, quizas por eso te queremos a tí no jaime??
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