jueves, 17 de diciembre de 2009

¡¡¡SEXO!!!

Y ahora que tengo tu atención, voy a hablar de sexo, o te creias que y soy de esos que necesita atención... Primero voy a hablar de donde viene esto, no el sexo, sino el origen de lo que voy a contaros. Pues estaba viendo una malísima película de ninjas, policias, chicas con 40 años que trataban de ser adolescentes sexis, vamos de antena 3 a las once de la noche mientras está el programa estrella en otra cadena. Como no había mucho que hacer pues me la tragué con la esperanza de que al menos la prota, una rubia super tetuda a la que el policia/ninja ayudaba enseñase pecho, porque insinuarlo, lo insinuó durante todo el rato, hasta que la final...¡se vio pecho!, pero ¡¿por qué?!¡oh maldito destino!¡ oh cruel rueda de la fortuna! La chica estaba agraciada en gran cantidad y volumen pero tenía el pezón más grande que he visto en mi vida... bueno la aureola para ser exactos...No tengo nada en contra de los pezones, de hechod estoy muy muy a favor de ellos. Pero, la aureola, ¡era enorme! parecía una rodaja de chope, tampoco tengo nada en contra de las aureolas grandes (De hecho no estoy ni a favor ni en contra) Sencillamente no era lo que esperaba. Fue como un pregatillazo, no hubo esa euforia del deber cumplido cuando consigues ver el pecho en una peli. Entonces me planteé una pregunta, hay ¿algún indicador de la parte visible del cuerpo normalmente (la cara, las manos, etc...) que te indique como es esa persona en cueros? Pues bien, como soy como soy y me pilló en una época de mi vida muy observadora, empecé a mirar a la gente (reconozco que más a las chicas que a los chicos) y pensar como son desnudas... Llegué a adivinar perfectamente que modelo de bragas llevan las chicas sin importar el tipo de pantalón o falda que llevasen en ese momento con un porcentaje bastante aceptable (No te preguntes como sé si acertaba o no...) Pero por el camino conseguí unos indicadores bastante aceptables y fiables... Pongamos que ves a una persona que en principio te atrae y empizas a imaginarte cosas, o llegas a una discoteca y empiezas a escanear el patio, pues aquí unas pistas que te ayudarán a hacerte una imagen mental más nítida y rica en detalles...

Si quieres saber la edad de una persona mírale las manos. (Esto me lo explicó mi abuela, gran fuente de sabiduría donde las hubiera...) No te puedes hacer cirugía, ni nada en las manos, como mucho echarte cremita, pero aún así tus manos reflejan muchísimas cosas, entre ellas tu edad...

Si quieres saber el color del pelo, si hubiere, de los sobacos y partes íntimas mírale el color de las cejas. Cierto, toodo se puede teñir, pero es poco probable, de todas formas, piensa que la claridad del cabello viene ocn la cantidad de luz que le llega, con lo que siempre será más oscuro a menos que tome el sol in puribus.

El color de los pezones es el de los labios. Esto es poco preciso, y aún no estoy super seguro, además las variaciones son muy altas debido a que por poco que tomes el sol in puribus etc... puede mantenerse muchísimo tiempo el oscurecimiento en estos... con lo cual es poco fiable. En cualquier caso, no he encontrado ningún indicador entre los pezones y otra parte corporal...Ni siquiera Leonardo puso algo al respecto en el su dibujo del hombre de Vitubrio.

Así baile o haga deporte una persona así hará/será su sexo. No me refiero al tamaño. La coordinación, el ritmo, la improvisación, el fijarse en "el contrario"...Todas esas cualidades se dan en el baile y el deporte. Puede que me equivoque, porque el sexo como cuaquier disciplina se puede practicar, y si lo haces mcho, evidentemente te vuelves una máquina, aunque bailes como el culo...Pero es muy posible que si no se mueve, sea un filete de ternera, y ya sabeis esto es mucho más divertido cuando todo se mueve...

Bueno en cualquier caso esto son indicaciones y si una persona te atrae del tirón, ¿por qué no le vas a dar una oportunidad?¿o por qué no te das una oportunidad?

domingo, 1 de noviembre de 2009

Es más facil destruir que crear.

(Sorprendente...¿Tú crees...?Eres gilipollas...¿cuánto te ha costado llegar a eso?) Pues la verdad es que es mucho más dificil crear que destruir...No me refiero sólo a hacer un castillito de cartas con la baraja pegajosa de tantas manos...Sino en general... Como un axioma, es decir, una verdad tan evidente que no necesita demostración, por ejemplo, a cada acción le corresponde una reaccción igual en sentido contrario...o la fuerza entre dos cargas es proporcional a la inversa del cuadrado de la distancia (no a la inversa elevada a 2.3789 de la distancia entre dos cargas, sino a un puto 2.00000000000000000 comprobado con 20 ceros... )(O... eres lerdo y tus hijos serán lerdos y no podrán hacer nada por evitarlo) Pues igual, es más facil destruir algo que crearlo. No hay más.
Y entonces viene la siguiente pregunta...¿por qué lo hacemos? ¿Sólo por tener algo que romper?Mucha gente ni crea ni destruye, sólo ensucia (Como la roña, ¿no?)o se limita a usar lo que ya hay...
La única respuesta que he encontrado es: Porque algo queda. Racionalmente debería echarnos para atrás el mero hecho de intentarlo siquiera, ¿para qué? si luego alguien o algo va a venir y se lo va cargar o va a echarlo por tierra...Pero en el hecho de romper algo, sobre todo cuando eres consciente de lo que ha costado lo que estás haciendo (Como cuando crias un animal y te lo comes o cuidas una planta y te comes su fruto) En el hecho consciente de destruirlo, romperlo o lo que sea que hagas que no sea pasar al lado y dejar tranquila su existencia, algo pasa a ese elemento que lo destruye. Algo de esa esencia pasa, le cambia, quizás de forma imperceptible, pero pasa.
Esa es la única consecuencia que le veo al crear, que deja una huella perceptible de nuestra existencia, aunque sea en el objeto de la destrucción, y por tanto deja una demostración de nuestro ser, de que hemos sido reales, aunque sea a algo que nos pueda molestar tanto como el objeto de la destrucción de "nuestra obra". No hay mucho más. Literalmente, no va quedar mucho más...¿no?

sábado, 4 de abril de 2009

Abuelas vs. Alquimia

El primer plato que aprendí a hacer fueron los canelones. Aprendí "pronto", a los doce o trece años porque mi madre que era quién los hacía en casa no los solía hacer muy a menudo. Lo más difícil de los canelones, aparte del tiempo, algo de lo que hay multitud a esa edad, es que te salga bien la bechamel.

Yo me basaba en la receta de una enciclopedia de cocina cuyo tomo destrocé a base de abrir siempre por la misma página (y ponerle el quilo de harina para que se quedase abierta). Cómo llegué a hacer la bechamel a partir de ahí, no sé si fue por indicación de mi madre o para mirar las proporciones o cómo, pero es algo que se esconde en lo más profundo de mis recuerdos. El caso es que yo hacía la bechamel basándome en esa receta. Y me salía razonablemente bien. El proceso era supercomplicado. Tenía que pesar los ingredientes en un peso de cocina de muelle que iba a trompicones, seguir la receta paso a paso, remover, controlar que el fuego no quemase la harina, que la mantequilla no hirviese, controlar que la leche no hirviera para que no se saliese del cazo, cosa que hacía con bastante desparpajo y exageración cuando comenzaba a hervir... Un lío. Requería de toda mi concentración, alquimia pura. Para mí era lo mismo hacer bechamel que convertir el plomo en oro. Un misterio que yo no comprendía salvo los resultados y que exigía de precisión infinita, ¡cuánto odié a esa balanza! (Ahora tengo mi venganza personal al tener una preciosa báscula electrónica con botón de reseteo incluido además de una balanza de muelles arrumbiada al lado para que se muera de envidia!(Esto se llama en psicología transferencia o que uno pague lo que te ha hecho otro, en personas es malo, pero contra objetos no es muy dañino mientras no afecte tu vida personal)

Por aquella época iba a casa de mi abuela a comer casi todos los sábados. Pasaba la mañana con mi tía en la tienda, ayudando y estorbando a partes iguales y luego comíamos con mi abuela. Un día, no recuerdo por qué estaba en la cocina con mi abuela y empezó a hacer bechamel. Creo que incluso me preguntó si yo la quería para algún plato que estaba haciendo. Yo le dije que sí y entonces ella empezó a hacerla, de pronto me dí cuenta de una cosa, ¡ella no miraba ninguna receta! Se la sabrá de memoria, fue mi conclusión. Pero... ¡no pesaba ningún ingrediente!
-Abuela, ¿no pesas nada?¿cómo sabes entonces lo que hay que echar?
-No lo sé.
En ese momento nos miramos y los dos nos parecíamos extraterrestres de universos completamente diferentes. Miles de preguntas asaltaban mi mente: ¿De qué me hablas?¿Cómo coño que no sabes lo que echas y sale bechamel?¿Eres chamán?¿Desde cuando mi abuela domina la alquimia?¿Dónde está mi nave espacial y por qué no recuerdo el viaje?¿Este planeta y/o universo en su conjunto de dónde han salido?
Mi abuela por su parte me miraba raro, supongo que pensaba ¿qué dice este crio sobre la bechamel y una balanza? Hasta que por fin se dio cuenta, me sacó de mi bucle y me explicó como lo hacía. No había magia ni había resuelto los misterios de las catedrales que junto con hablar con los ángles y la vida eterna explicaban detallamente los secretos de la salsa bechamel. Sabía como tenían que ir saliendo las cosas y hasta que no salían más o menos como a ella le parecian echaba una u otra cosa o apretaba más o menos el fuego, etc...
Aprendí muchas cosas, que mi abuela seguramente era capaz de conseguir hacer un golem o cualquier otro secreto alquimista, los secretos de la salsa bechamel, que como una abuela no cocina nadie, y que hay muchas formas de hacer las cosas y aunque la tuya funcione, no deja de ser una forma que no es, ni más o menos correcta, ni más menos eficiente...
(¡Uohhhh! ¿Y pa esto tanto?)

jueves, 5 de marzo de 2009

El día que le quité le freno a los patines.

Patino en línea. No lo hago a menudo pero lo hago. No es lo mismo que patinar con patines de dos ejes (Evidentemente) Los de línea están hecho para hacer más cabriolas y correr (Uoooooh) Los de dos ejes dan más estabilidad. En concreto los mios tienen unas ruedas grandecitas que me hacen coger una velocidad razonable (Como para matarme si no voy con cuidado o desollarme las manos y rodillas si me resbalo (No caerá esa breva ¡Espero que no!))
El caso es que antes de comprármelos veía a la gente patinar, bueno a los chavales, y ninguno llevaba freno ¿Cómo lo harían? Al final le pregunté a uno (No le paré, y tampoco lo perseguí (¡A ver quién lo atrapa!) ya estaba parado cuando lo abordé para su asombro y subida de ego, "el carca le pregunte al profesional...") y me explicó amablemente como frenaban. Cuando pillé pelas, (esa es otra historia bien larga, para otro día), me compré unos patines. Yo tenía claro que no quería guindar, que es como se llama a deslizar el patín por superficies varias después de saltar sobre ellas, ni quería hacer saltos ni meterme en un tubo o una rampa ni nada de eso. Yo quería desplazarme rápido, pegar giros, algún truco, patinar un poco de espaldas. Al final lo conseguí, y aunque ahora no lo hago casi nunca, de vez en cuando me pongo los cascos y me doy un rule por la noche durante una hora o más, sólo paseando, esquivando peatones, coches, rampas de discapacitados, aceras con adherencia infernal, etc... (¡A ver si lo haces más a menudo y te matas de una vez!)
Sorprendentemente sólo me he caído un par de veces de forma que me haya hecho daño, y sólo en las manos y un poco en la rodilla a pesar de que nunca llevo protecciones (Deberías ir con más cuidado, que ya tienes una edad) Pues el caso es que empecé sin ellas, y la verdad es que me acostumbré. Pero ahora que lo miro, creo que el método que elegí para aprender, que es en realidad un poco loco, quizás sea el mejor para estas cosas.
Me puse a patinar. Además aprendí a la vez a frenar sin el freno,(Que no lo he dicho antes pero se hace cruzando los patines por detrás o deslizándote en paralelo). Aprendí rápido, y luego pulí un poco la técnica, no sé super bien, pero me defiendo. En cualquier caso el día crucial, fue el día que le quité el freno.
Al verlo ahora me doy cuenta, a partir de ahí decidí que tenía aprender eso que quería y que sólo había una forma, saltar con los dos pies para ver como era de profundo el charco. El día que les quite el freno a los patines, fue el día que me los compré.
Ahora que me he acordado, creo que voy a hacerlo más a menudo.